Antes de nada cabe apuntar que la utilización de esta táctica puede desembocar en un torrente de situaciones impredecibles a lo largo de la noche o noches posteriores, asi pues, debemos hacer gala de las cualidades mentales inherentes al grupo de los hienas: que lo pruebe otro antes que tú.
En caso de que ningún fenómeno de los que esa noche te acompañan esté por la labor, bien porque hayan asistido a una preciosa sesión picnic en el parque con mantel a cuadros incluido, o bien porque la noche anterior acabó escupiendo a sus propios amigos, o bien porque haya quedado jodido al ver que en su propia pelicula provoca que muera su madre, o bien por salir con algún disfraz provocativo, o simplemente porque le ha salido un ultramaligno herpes que le hace debatirse entre la vida o la muerte, querido amigo borracho, te detallaremos las claves del embuste que vas a poner en práctica:
Principalmente el “David Atay” se utiliza como táctica disuasoria inmediata, un S.O.S. a ti mismo en toda regla. Actúese con cautela, pues los efectos secundarios varían según las circunstancias de un extremo al otro de la delgada línea blanca que separa el bien del mal.
Voilà las directrices:
1. Preferiblemente hazlo lejos del lugar, garito, antro o leira por donde sueles salir, el efecto suele ser más disperso y sólo actúa en tu nucleo muy de vez en cuando.
Probabilidad de éxito: depende de la lengua en la que se hable en ese país, no creo que seas tan tonto como para hacerlo en tu propia ciudad…
2. En caso de incumplir la primera regla de oro, por lo menos identifica el bar en cuestión. Bares santiagueses tipo Tarasca, Calderería, Bar de Oscar, Maycar, etc ya han sido infectados por la gran nube de humo que le rodeaba cuando Atay todavía tenía forma corpórea y a la gente, debido a la acción de la misma, pudo haberles caido bien. Evitese por lo que uno más quiera la parte baja del Ruta, a partir de ahora referida como “Zona Zero” o “Zruta”.
Probabilidad de contaminación: media, el Tarasca mola. El de Oscar si nos está leyendo también.
3. Tras intentar evitar sin demasiado éxito el perímetro de seguridad e iniciado el contacto por supuesto fortuito e involuntario con la chica de la que después nos arrepentiremos con total seguridad, recuerda en este punto las enseñanzas de Aristóteles, que por algo está donde está:
“La virtud ética es un hábito de elección que conduce a optar por el equilibrio entre dos extremos viciosos (justo medio).”
es decir, si la chica es modosita y no está ni tambaleándose estilo James Dean ni subiéndose por las paredes (en ese caso es aconsejable observar detenidamente su nariz), sueltale en todo su jeto un “conozco a David Atay” –si la chica no es tu estilo- o “yo soy David Atay” – si es noche de puertas abiertas en el zoo-. A continuación, mírala mal, date la vuelta y sigue a tu rollo haciendo arqueros a diestro y siniestro. La táctica con toda probabilidad será un éxito, simplemente quedarás como un gilipollas más pero habrás conseguido el objetivo.
3.1. Hay manuscritos apócrifos en los que se recoge otra variante del “David Atay” pero no está reconocida por el Consejo del Libro de Juego de las Gallienas ni por el Sacrosanto Consejo del DonMa, que consiste en decir “mira, David Atay” acompañado de tu dedo índice señalando a su espalda; cuando se de la vuelta echas a correr, como si de un simpa en el Bogotá se tratare.
4. Si no te has fijado debido a tu cogorza supina en el tipo de chica que has elegido o era una actriz (lo que explicaría su estupenda dicción y zorrería), lo siento pero corres un alto riesgo de sufrir el “síndrome Iris”:
lo conoce a él pero no recuerda su cara, quiere material, le gustas.
Tres opciones, mil maneras de acabar con tu vida.
PD. siempre puedes tener la santísima potra de que el verdadero, único e inigualable Atay aparezca en ese momento para salvarte el pellejo. En el Vaticano continúan estudiando sus apariciones como milagros.